martes, 17 de junio de 2008

LA PUERTA

(Un sueño)

Evidentemente se estaba desarrollando un taller de múltiples expresiones, en el seno de mi humilde casa paterna, en la zona Sud de mi ciudad, cuna de la Bandera y del Che. La pequeña salita que da acceso a la vivienda, y que hemos adornado con múltiples y coloridos recuerdos de toda nuestra América morena, parecía haberse agrandado enormemente, por la magia del sueño de esa noche del domingo 25 de Mayo. Entre los participantes se movía un pintor anónimo que me mostró entusiasmado la obra que había pintado en una de las paredes, excepcionalmente desnuda, de la sala.
Se trataba de una puerta común de madera pintada de marrón oscuro, sin mayor atractivo ni particularidad que pudiera llamar la atención. Me corrí hacia la izquierda de la pintura, para ver si desde otra perspectiva la obra mostraba algún valor no perceptible a primera vista, y allí fue mi sorpresa! La puerta se mostraba resplandeciente, maravillosamente tallada, con caracteres enigmáticos y dibujos originales y atractivos, que parecían una invitación a abrirla para descubrir quién sabe qué misterios y bellezas desconocidas. Felicité al artista desconocido y me trasladé a mi desordenado escritorio, para seguir pensando en el sentido de la obra que acababa de contemplar. Después de un momento de silencio y reflexión, volví a asomarme a la sala-taller, para echarle una mirada más, a la misteriosa pintura, y para gran sorpresa mía, la puerta había sido borrada, destruida por manos anónimas, como por arte de magia y nadie podía dar razón de lo ocurrido, ni como autor, autora, cómplice o testigo del delito inexplicable e irracional .Indignado, confundido, descorazonado, me trasladé al comedor de mi casa, donde, reunido con un grupo íntimo de amigos ecuménicos , en torno a la mesa familiar comentábamos el episodio, sin poder encontrarle explicación alguna.
De pronto, sin que hubiera pasado mucho tiempo, lentamente se aproximó Rita, mi esposa, fallecida hace casi dos años, afectada por el mal de Alzheimer. Se sentó penosamente a la mesa, y casi sin vacilar, mirándonos a todos a los ojos nos dijo: “Yo he destruido, yo he borrado la puerta”, y cayó en un largo, impenetrable silencio. Sólo su mente deteriorada, enferma, podía explicar ese comportamiento tan extraño como destructivo, Pero ¿y los demás participantes del taller, dónde estaban? ¿porqué cuchicheaban o permanecían en silencio cómplice, como si nada estuviera sucediendo ante sus ojos, a su alrededor? Con esa pregunta desperté sobresaltado, de mi tan profundo como extraño sueño, en torno a la misteriosa y promisora puerta destruida y perdida por nuestra enfermedad, complicidad o indiferencia. Lamentablemente no había ningún psicólogo o interprete de sueños a mano para procurar alguna clave que nos ayudara a comprender el mensaje de la maravillosa puerta destruida. Sólo brotó en mi memoria la fuerte imagen de “la puerta” en los escritos bíblicos: las puertas de las ciudades fortificadas, para proteger a sus habitantes; las puertas designadas para múltiples transacciones legales o para la solución de litigios de diversas índoles.
Por otra parte en las páginas de Nuevo Testamento las puertas simbolizan oportunidades para llevar buenas noticias o renovar la vida; o en el Apocalipsis la puerta representa una comunidad donde el espíritu de Jesús quiere producir transformación y esperanza; o finalmente en el Evangelio de San Juan, donde el mismo Jesús se presenta como Puerta, a través de quien los seres humanos hallemos vida plena y abundante. .
¿No será la profunda crisis socio-política-moral y espiritual que estamos atravesando como argentinos, la puerta que se nos abre no sólo para superar en conflicto de las cuatro entidades agropecuarias y el gobierno, sino para que salgan a luz los cosas oscuras que esconden ambos centros de poder y que huelen a veces a soja, a veces a petróleo, a tierras enajenadas , a hermanos indígenas despojados, a trabajadores en negro, a fortunas mal habidas y a todos esos intereses mezquinos que se ocultan bajo lenguajes ficticios o maniobras tramposas. Pero que en el fondo confirman lo que no sólo Marx, sino mucho antes el apóstol Pablo, afirmaba cuando escribía que:”el amor al dinero es la raíz de todos los males”.
Creo que una puerta se está abriendo, en medio de la puja que entre “poderosos” se viene desarrollando, hasta el hartazgo, y que está abriendo los ojos de muchos ciudadanos comunes pero honorables, como el que nos escribe desde la provincia de Buenos Aires:
“A ciencia cierta no sé para quien juega cada uno de los actores del conflicto, pero me parece que los sectores que ponen la música al conflicto, juegan ambos para mismo lado: el capital financiero”
A su vez nuestro gobernador santafecino, al ofrecer desde el mes de abril en nombre de su gobierno, un plan de trabajo y una propuesta económica cierta, subraya “que hay que buscar el diálogo, defender la institucionalidad, creer en la paz y en la convivencia para encontrar un camino”.
Y los creyentes ecuménicos, que creemos que “los extremos del hombre suelen ser las oportunidades de Dios” y que “la justicia es el verdadero camino para una paz duradera”, velamos para que La puerta nunca se cierre y la esperanza se mantenga viva “hasta la Victoria.”


FEDERICO J. PAGURA
(Obispo (E) de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina)
Ex - Presidente del Consejo Mundial de Iglesias, del
Consejo Latinoamericano de Iglesias y del MEDH
Rosario 1 de junio del 2008

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